Francia se distingue en todo el
mundo, entre otras cosas, por lo excelso de su gastronomía: sus productos
regionales y su amor a la cocina han generado al paso del tiempo numerosos
restaurantes a lo largo de todo el territorio francés. Pero hay entre todos
ellos, algunos que se distinguen especialmente por su calidad y por elevar la
actividad culinaria a verdadero arte.
Entre los restaurantes más
destacados encontramos el del Hotel Bristol, en cuyo elegante comedor se sirven
creaciones deliciosas y, además, cuenta con una exquisita selección de vinos.
Son especialmente celebrados los pasteles, que son un excelente colofón para la
buena comida.
Entre lo que no puedes perderte
en el Bristol están los muy variados y sabrosos aperitivos. Especialmente, el
de rodaballo acompañado de foie gras y col, que es ya famoso entre los
comensales de este lugar.
Se dice que este restaurante, que
tiene tres estrellas en la guía Michelin, cuenta entre sus clientes al
mismísimo presidente francés Nicolás Sarkozy, así como a otras grandes
personalidades que se deleitan en sus mesas.
Pasando a la cocina más tradicional,
encontramos en Lyon el restaurante Mère Brazier, en el que se puede degustar la
sabrosa tradición comenzada por una cocinera muy especial, Eugénie Brazier,
quien marcó la cocina francesa y, todavía en vida, pudo recibir la distinción
de las tres estrellas con las que su establecimiento cuenta en la guía
Michelin.
Pero si de lo que se trata es de
cenar en París, nada se compara con la experiencia de una velada en el Jules
Verne, el famosísimo restaurante de la Torre Eiffel. Si bien su ubicación basta
para llevarlo al éxito, el Jules Verne ofrece una cocina delicada y exquisita.
El restaurante define su
propuesta como moderna y plural, ya que busca acercarse al París actual, pero
también podemos encontrarnos con platos clásicos de la cocina francesa. Es una
cocina bella y sabrosa, en la que se puede apreciar muy bien la calidad de los
productos tradicionales franceses. Así, podemos encontrar ahí los grandes vinos
y la rica tradición de Francia, siempre bajo la óptica moderna y libre que
caracteriza a la cocina del Jules Verne.
Y dejando la capital, encontramos
L’Atelier Jean Luc Rabanel en Arles. La cocina genial que se sirve en este
lugar se caracteriza por la escasa presencia de carnes en el menú: la
naturaleza aparece en los platos de L’Atelier a través de sabores límpidos y
aromas profundos. Los platos de Jean Luc Rabanel, muy apreciados en Francia y
en todo el mundo, están colmados de flores, de especias, de frutas y vegetales.
Como los cuadros que Arles inspiró a Van Gogh, la cocina de L’Atelier está
poblada de colores vibrantes y de un espíritu de vida que se respira en cada plato.
En el pueblo de Bouliac, en la
región de Bourdeaux, entre los magníficos viñedos que tanta fama le han dado a
la región, se encuentra el restaurante Saint James, donde es posible encontrar
los vinos más exquisitos de producción local. En los platillos del Saint James
hallamos una magistral combinación de sabores típicamente franceses con
tradiciones mediterráneas y orientales que dan lugar a creaciones innovadoras y
deliciosas.
Y finalmente, volviendo a la
capital francesa, no es posible olvidarse de la magia gastronómica del
restaurante del Hotel Ritz, L’Espadon. En su hermoso comedor se sirven
riquísimos platillos tanto para comenzar el día como para la comida y la cena.
Considerada una de las mejores mesas de París, la del Ritz se caracteriza por
su inventiva y autenticidad. Además, se puede disfrutar de excelentes vinos,
que también le han ganado parte de su merecida fama.
Por supuesto que la cena en
cualquiera de estos sitios tan prestigiosos te forzará a romper el cochinito o
a firmar un voucher memorable, ya que no son precisamente baratos. Pero a pesar
de esto, se han ganado un lugar entre los franceses por lo egregio de sus
platillos y por la magia que le brindan a cualquier velada con sus increíbles
sabores.
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